Basta recorrer unas cuadras de nuestra ciudad, para encontrar en cualquier rincón, uno o más perros en situación de calle, carentes de todo y de todos.
Alguien podrá preguntarse de donde salen, quien los puso allí, preguntas de respuestas múltiples, preguntas sin respuesta.
Los perros están, porque en Córdoba no hay una política seria de control de su reproducción, así cada día se suman nuevos integrantes, sin freno.
Es una cuestión de voluntad, si se esterilizara en número suficiente hembras y machos, al mediano plazo veríamos resultados, en nuestro país hay municipios como Almirante Brown en Buenos Aires que han probado sobradamente la efectividad de un plan de castraciones masivas y gratuitas.
No hay alternativas, la captura y matanza de canes genera una efímera vacante en la vía pública que será cubierta a la brevedad por otro animal. No es ético, no es económicamente conveniente, no es efectivo.
Esterilizar, es hacerse cargo del problema.
Esterilizar, no es ir en contra de la naturaleza, desde que domesticamos a los perros hace miles de años, modificamos su conducta, especialmente la reproductiva, ya que originariamente sólo tenían descendencia los líderes de la manada, una vez que entraron en contacto con el hombre, alteramos esta jerarquía y comenzaron a reproducirse indiscriminadamente, por eso nos corresponde a nosotros volver a establecer el equilibrio.
Esterilizar, es darle una mejor calidad de vida a estos animales, es reconocer su existencia y sus necesidades, es evitar problemas.
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